Cuando se
tiene una relación y las cosas empiezan a torcerse, hay miles de señales que te
están diciendo que algo no van bien. Puede que tu hayas decidido ignorarlas de
forma voluntaria y mirar para otro lado, pero esta actitud lejos de solucionar
el problema lo perpetuará en el tiempo y hará que esas dificultades se asienten
en la relación y convivan contigo, se metan en tu casa, en tu cama y se
instalen en tu vida convirtiéndose en una rutina a la que te terminarás
acostumbrando, como lo hacemos siempre con todo, por muy malo que sea. Nuestra
capacidad de adaptación es asombrosa y en el caso de las relaciones de pareja
es aún más poderosa. Aprendemos a vivir con alguien que ya no nos hace feliz, a
dormir con esa persona. Aprendemos a cerrar los ojos a la realidad y a seguir
con nuestra vida como si no nos quedase otra opción.
Hay señales
que nos indican que debemos replantearnos si es sano continuar con esa
relación:
- De pronto un día te das cuenta que todo
aquello que te encantaba de tu pareja al comenzar la relación, ahora te pone de
los nervios. Ya no soportas que cuando se junta con sus amigotes siga contando
las mismas batallitas una y otra vez, a modo de disco rayado; que siga hablando
de sus ex poniéndose medallitas del pasado, que ya no hacen ni pizca de gracia;
que se ría de esa forma tan estridente y sea tan infantil.
- Llega un momento en el que decides
dejar de estar detrás de él, limpiando y recogiendo todo lo que va dejando por
el medio en la casa: latas de cerveza amontonadas en la encimera de la cocina,
rollos de papel higiénico vacíos haciendo colección, mil quinientos churretones
a modo de constelación en el espejo del baño (que prefiero no saber de qué
son), los siete mil cacharros que mancha para hacer una sencilla ensalada…y así
un largo etcétera.
- Un día ya no te esfuerzas para evitar una
pelea. Las discusiones se vuelven irracionales y de pronto se olvida la razón
principal por la que comenzó la bronca y se empiezan a echar en cara temas no
cerrados del pasado que no vienen a cuento…si esto pasa es que, sin duda, se ha
encendido la luz de emergencia.
- Pero la señal más clara del desgaste y
declive de una relación es cuando además de todo esto, ya no hay amor ni
respeto y dormir y despertar junto a esa persona es simple rutina. Ahora te vas
a dormir antes que el o después, pero nunca a la vez. Ya no te apetece
abrazarle por las mañanas, ni quedarte en la cama con el hasta las mil los
fines de semana. Ya no te levantas a media noche de forma sigilosa y a oscuras
para no despertarle, ahora enciendes la luz y no te importa. Ya no sabes de qué
hablar con esa persona y cuando salís a tomar algo, uno habla mientras el otro
mira por la ventana buscando un estimulo que le distraiga. Ya no tienes tacto
para decirle las cosas que no soportas de su familia. Ya no te pasas horas en
el cuarto de baño poniéndote monísima para el, ahora eso solo lo haces cuando
tienes plan con tus amigas.
Todo lo que
antes te hacia reír a su lado, todos aquellos detalles que antes cuidabas con
mimo, todos los esfuerzos que hacías para mantener la chispa de la relación…se
han esfumado, y ahora lo único que haces de forma natural es llenar cada minuto
de SEÑALES DE INDIFERENCIA.
Si te
sientes identificada con alguna de estas afirmaciones, las dos preguntas clave
que debes hacerte y que marcarán tus decisiones futuras respecto a esa relación
son: ¿Cómo será mi vida dentro de 10 años si sigo con esta persona?? y ¿cuánto
tiempo estoy dispuesta a aguantar? Seamos sinceros, si la relación ya se
encuentra en este nivel, es probable que no haya punto de retorno.
Sé valiente,
responde a esas preguntas con sinceridad y toma una decisión. Es probable que
tengas cariño a esa persona y puedes incluso sentir cierta pena, pero eso no es
AMOR, el AMOR es otra cosa. Nadie dijo que sea fácil salir del bunker
sentimental que te protege, tú decides como quieres que sea tu vida dentro de
unos años….la pelota está en tu mano, ¿Qué harás con ella?
No hay comentarios:
Publicar un comentario