Los estudios del psicólogo William James
aseguran que nuestro cerebro tiene la flexibilidad suficiente para adquirir
nuevos hábitos, y que la manera de conseguirlo es repetir durante 21 días
seguidos aquello a lo que queremos acostumbrarnos. Cada vez que repetimos la
acción en cuestión, a nuestro cerebro le supone un menor esfuerzo realizarla
hasta que llega el momento en que éste acaba cediendo y convierte dicha
costumbre en un hábito. No se trata de un remedio mágico, simplemente y tal y
como afirman los neurólogos, en 21 días nuestra actividad neuronal se modifica
y es posible crear nuevos patrones de conducta de manera automática.
Es decir, si por ejemplo queremos adquirir el hábito
de correr tenemos que hacerlo todos los días durante 21 días seguidos; o si lo
que queremos es introducir la fruta en nuestra dieta, deberíamos comer todos
los días fruta durante 21 días seguidos.
Las investigaciones hablan de que la regla de
los 21 días funciona cuando se trata de adquirir nuevos hábitos de conducta, pero
que sucede cuando queremos deshacernos de un mal hábito?? Y cuando además ese hábito
del que nos queremos deshacer no se trata de una conducta sino de una emoción??
Podemos dejar de querer a alguien, de desearle, de necesitarle en nuestras
rutinas, de pensar en esa persona, dejar de echarle de menos y de hacer todo esto en
tan solo 21 días?? Según mi teoría personal SE PUEDE.
En mi opinión, el enamoramiento es un estado emocional al que
se llega a base de compartir tiempo con esa persona que ha despertado nuestro
interés y por la que en un primer momento sentimos algún tipo de atracción física, intelectual o las dos a la vez. Cuando amamos a alguien, en realidad lo que nos
ha pasado es que hemos adquirido la costumbre de estar con esa persona, de
compartir todo con ella y al final se ha instalado en nuestras vidas, en
nuestra cabeza, en nuestras rutinas, incluso en nuestra piel. Hemos adquirido
el hábito mental, físico y emocional de tener a esa persona en nuestras vidas.
Pero que sucede cuando esa relación se rompe?
Nos gustaría ser capaces de dejar de pensar en esa persona, de dejar de
quererla a nuestro lado, de dejar de echarla de menos, pero no lo conseguimos. Más
bien lo que nos sucede es todo lo contrario, pensamos de forma permanente en
esa persona, la echamos de menos a cada segundo, la deseamos, la necesitamos
cerca. Nos pasamos el día recordando los momentos vividos junto a el o ella,
miramos una y otra vez sus fotos, espiamos las redes sociales para saber qué
está haciendo, cotilleamos el estado y la foto de su whatsapp, tenemos la
tentación de llamarle, nos acostamos y nos levantamos con su recuerdo, olemos
la camiseta que se dejó en nuestra casa, dejamos su cepillo de dientes en el baño
por si vuelve, miramos el teléfono cada mini segundo para ver si nos ha llamado
y no lo hemos oído, escuchamos setecientas mil veces la lista de canciones de Spotify que creamos para esa persona con el nombre "nosotros" y que sonaba en el
coche en el último viaje juntos. Nuestra vida gira en torno a su recuerdo y
vivimos en una agonía constante.
Y ante este panorama cómo podemos aplicar la
regla de los 21 días para que esa persona deje de estar en nuestro pensamiento?
A nuestro cerebro no le gusta que le digamos “esto
no se hace”, por lo que una mala costumbre es difícil de destruir de esta
manera. No es suficiente solo con decirnos “no quiero pensar en él”. La clave
para poder lograrlo no está en decirle “no” a nuestro cerebro sino en sustituir
esa costumbre que nos hace daño por otra, y para ello es necesario llevar a la
práctica una serie de trucos.
Lo primero de todo es estar convencido de que
queremos hacerlo y tener argumentos para ello. Hay que tener clarísimo que
queremos sacar a esa persona de nuestro pensamiento y dejar de sufrir, y que
solo de esta forma podremos seguir con nuestra vida y evolucionar. En este caso
es muy útil preguntarse ¿para que voy a seguir pensando en él? ¿Que quiero
conseguir con ello? Si las respondes con sinceridad seguro que tu decisión respecto a qué es mejor para ti está
muy clara.
A veces ayuda escribir una lista de cosas por
las que no es bueno para ti estar con esa persona o incluso todas aquellas
cosas que no te gustaban de él. Si te sientas a pensarlas seguro que te sale
una larga lista, y no vale pensar en las buenas, que ya sabemos que las tiene y
es probable que en estos momentos en los que ya no estás con él solo recuerdes
aquello que te encantaba de él, pero esto es lo que tienes que evitar, así que
pega una pizarrita en los azulejos de la cocina, donde lo puedas ver todos los días,
escribe “Razones para olvidarte” y empieza.
Lo segundo, y que va muy ligado a lo anterior,
es tener la motivación para olvidarte de esa persona y la voluntad de invertir
día tras día todos los esfuerzos necesarios para lograr el objetivo. Hay muy pocas
cosas en esta vida que se logren sin motivación y voluntad, y si las hay seguro
que no merecen la pena y nuestra meta (olvidarle) ocupa la primera posición del
ranking de prioridades en este momento, así que vamos a por ella.
Lo tercero es clave y consiste en eliminar
tentaciones y todo aquello que nos distraiga de nuestro objetivo. Para que
entendáis bien la importancia de seguir esto a rajatabla pondré un ejemplo muy
sencillo. Si queréis hacer dieta y tenéis la cocina llena de muffins de
chocolate, galletas, patatas fritas, chucherías, tarrinas de Häagen dazs y un
montón de marranadas de ese estilo, tendréis al enemigo en casa y será
imposible no caer en la tentación de picotear entre horas. Para evitar esto lo que tendremos
que hacer será no tener todas estas tentaciones delante y sustituirlas por otras más saludables.
Pues
cuando queremos olvidarnos de alguien pasa lo mismo, si seguimos guardando sus
fotos, si seguimos teniendo su teléfono, si seguimos teniendo la casa llena de
estímulos que nos recuerdan a él, será imposible que desaparezca de nuestra
mente y que las ganas de estar con él se esfumen. Por tanto, deshazte de sus
fotos, borra su teléfono, no cotillees sus redes sociales, no saques información
a amigos comunes sobre como está, deja de escuchar la música de su grupo
favorito (que además a ti no te gustaba), regala las cosas que se dejó en tu
casa y que aún conservas por si vuelve (los boxer de pollitos que tanto te
gustaban también), en definitiva libérate de todo lo que te recuerde a él y empieza a
construir una vida sin él.
El cuarto elemento imprescindible es no aislarse. Ya sabemos que en
momentos como este no nos apetece salir ni interactuar con otras personas, que
preferimos escondernos del mundo, pasarnos todo el día en pijama con los pelos
de la bruja Avería, abandonarnos, encerrarnos, aislarnos, como una forma masoka
de seguir recreándonos en nuestro dolor, pero esto es precisamente lo que hay que evitar a toda
costa, porque si repites este hábito durante 21 días seguidos ya sabes lo que
sucederá, verdad?? Que entrarás en una rutina enfermiza de la que después serás
incapaz de salir.
Y una vez que hemos entendido la importancia de estos cuatro pasos esenciales y que los hemos aplicado, viene la hora de la práctica y en que consiste??
Consiste precisamente en hacer todo lo contrario a lo que te pide el
cuerpo: no te quedes en casa, arréglate, llama a tus amigos, sal con tus amigas
y baila, vete a un karaoke y canta, pasea, haz ejercicio, apúntate a un
curso, viaja, chatea con otros hombres y ten citas, habla con gente con la que
nunca antes habrías hablado, ponte guapa, ponte ese vestido escotado que nunca
te atreviste a llevar, píntate los labios de rojo (sí de rojo, qué pasa)…y
hazlo durante 21 seguidos. Así, tal cual. Organiza un plan para cada día, mantén
tu mente distraída, sé activa…cambio el hábito de pensar en él por el de pensar
en ti; la costumbre de preguntarte qué estará haciendo por la de preguntarte cuál
será el siguiente plan que organizarás; la necesidad de hablar con él, por el
interés por hablar con gente nueva que te aportará cosas diferentes; la obsesión
por pensar en el pasado, por la ilusión por lo que vendrá en un futuro.
A medida que pasan los días descubrirás que lo que te exigía un gran esfuerzo durante los primeros momentos, al finalizar ese
periodo será mucho más fácil, casi automático. Te quedarás flipada de cómo has pasado de pensar en él las
24 horas del día, a tener que hacer un esfuerzo para pensar en él, y lo que es
más importante, habrás adquirido una nueva y sana costumbre y el mal hábito habrá sido
desbancado, seguro que incluso has hecho nuevos amigos, descubierto nuevas
aficiones y que estás más guapa, y todo esto en tan solo 21 días, no es
genial??
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